Nuestro paso por el BIME 2023
BIME 2023: mucha industria para poca música
Una vez finalizadas tanto las jornadas de día con el BIME Pro, como las de noche con el BIME Live, toca hacer balance del encuentro de la industria musical. “All about music and more”, así reza el claim publicitario del BIME, y en el que cada vez más parece centrarse en el More que en la Music.
En lo que ha las charlas, ponencias y demás programación que se ha llevado a cabo en el palacio Euskalduna, poco que destacar. Parece que la industria musical cada vez está más preocupada por todo menos por la música. Sostenibilidad, medio ambiente, streaming, moda, colaboraciones con marcas, redes sociales,… son algunos de los temas abordados en este encuentro para profesionales de la industria. Problemáticas todas ellas que forman parte del conglomerado de aristas de las que forman hoy en día la música, pero de las que poco provecho se pueda sacar para el día a día de cualquier artista novel (o no).
Los corrillos y encuentros en el hall, barras de bar, terrazas o improvisados fumaderos exteriores, encaran y debaten temas que están directamente más ligados a lo estrictamente musical. La contratación de artistas, alquiler de salas, consejos en la promoción de la música, bandas con las que tocar conjuntamente en gira, o simplemente algo tan importante como hacer contactos y crear una tejido de amistades a las que recurrir cuando el BIME baje la persiana por los siguientes 365 días.
Bien es cierto que también ha habido espacio para todo esto dentro de la programación oficial, festivales de gran formato, la sobresaturación de eventos, las dificultades de las salas frente a festivales,… pero parece algo casi secundario en el balance global. Una de las frases más recurrentes por parte de los asistentes (independientemente del gremio al que pertenezcan) es “en el BIME hay que estar, hay que dejarse ver”. Ya sea por postureo, por intentar hacer contactos, o por que no te echen de menos, el caso es que es un escaparate en el que todos, o casi todos, quieren aparecer, pero del que pocos, o muy pocos, acaban sacando rédito alguno.
En cuanto a los conciertos del BIME Live, la organización necesita mejorar algunos puntos. La programación de ciertos artistas en salas de bajo aforo provocó largas colas de acceso con muchos asistentes quedándose fuera. Notorios fueron los casos de Olaia Inziarte, Chill Mafia o Travis Birds. Bastante previsible ya que son proyectos que mueven una considerable masa social a sus shows propios de pago. Los accesos prioritarios también fueron un punto controvertido. Puede que la reserva de ciertas salas a los asistentes al Pro, o dedicar algún día exclusivamente a programar showcases a estos asistentes, pueda ser una mejor idea. En el apartado positivo, la gran variedad de propuestas, tanto de artistas como de espacios donde disfrutar de la música en directo. Los descubrimientos que el BIME nos deja esta edición, destacamos Los Eclipses, Nusantara Beat, Benjamín Walker y Nhil, Sin mayor pretensión ni expectativa en nuestra asistencia, los disfrutamos in situ y salimos con buen sabor de boca, cosa que con otros no pudimos experimentar.
Ahora toca asimilar, ordenar y procesar todo lo recibido y ver cómo cada uno usa estas herramientas en su día a día para beneficio propio, lo que se verá reflejado en un beneficio musical para el resto.
Texto y fotos: Dave Blanco