BBK Live Udazkena II: Sensaciones encontradas
El Columpio Asesino, León Benavente y Mando Diao fueron los siguientes en el cartel del Bilbao BBK Live Udazkena con un poso final bien distinto
Si la primera jornada del Bilbao BBK Live Udazkena fue un éxtasis esperado por muchos (por la vuelta a los conciertos de pie), lo del primer viernes del ciclo fue algo mucho más difícil de describir. Ya inmersos en el fin de semana y un cartel con tres bandas más que consagradas en el panorama musical, preveían una gran noche de fiesta. Pero la suerte fue dispar.
La sensación final fue rara comparada con el apoteósico final (y transcurrir) de la jornada previa. Las comparaciones siempre son odiosas, pero tener nuestra única referencia en año y medio tan cercana, acabó jugando una mala pasada. Un inicio de noche tan arrollador, se fue quedando desdibujada con el paso de los minutos.
El Columpio Asesino
Los navarros El Columpio Asesino presentaban su último trabajo «Ataque Celeste», un disco que tras un parón algo prolongado para bandas de este calibre les devolvió a los escenarios. Una intro basada en golpes y sonidos graves nos llevó a «Huir», primer corte del mencionado disco. Ellos fueron los que esta noche no fallaron y es que sus ritmos electrónicos, unidos a los ritmos más clásicos de cuerdas y percusión de sus primeros discos ponen a bailar a cualquiera.
Continuaron con «Preparada», también de «Ataque Celeste», siguiendo, en este caso también, el orden del LP. Ya para este tema, el número de asistentes hacía prever una noche con más gente que la anterior. Tras «Sirenas De Mediodía», donde volvieron los ritmos basados en guitarra y bajo, llegó una de las primeras más conocidas: «Babel», del disco «Ballenas Muertas en San Sebastián». De este trabajo sonó también «La Lombriz De Tu Cuello», donde además de los sonidos contundentes de la banda también destacó el juego de luces y contraluces.
En «Entre Cactus y Azulejos» el bajo destacó y tras un breve impás de canciones más relajadas (aunque no sabemos si con El Columpio se puede uno relajar) llegó «Diamantes». Consiguieron volver a enganchar al público aunque la instrumental final se hizo demasiado larga para la fiesta que querían algunos. Entre agradecimientos y reconocimientos llegó el fin de fiesta que comenzó con «Perlas», nos llevaron a su pasado más guitarrero con «Floto» y cerraron, como no puede ser de otra manera, con «Toro». Fueron los vencedores de la noche.
León Benavente
Los siguientes en aparecer eran Abraham Boba y los suyos: León Benavente. Hemos de reconocer que nuestras ganas por verles eran infinitas (no nos imaginamos verles sentados). «Cuatro Monos» arrancó con Boba a los teclados y sonidos graves, que pronto fue llevado al éxtasis cuando él mismo se levantó y las luces empezaron a cegarnos. Un telón cubría las tres paredes del escenario y Boba consiguió, él solo, romper la cuarta.
Con su último trabajo («Vamos A Volvernos Locos») bajo el brazo, hicieron sonar «Amo» y «Como La Piedra Que Flota», con un público totalmente entregado y siguiendo los careos del líder. «Estado Provisional» nos llevó a los inicios de León Benavente aunque esta vez con un cariz mucho más electrónico. Electrónica, que por desgracia, jugaría una mala pasada poco después.
«La Ribera» y «Celebración» siguieron con unos ritmos atronadores y un Boba en su salsa bajando a las primeras filas a seguir con sus vaciles habituales. Un inicio calmado al teclado en «Ánimo, Valiente» empezó a «arruinar» la noche, porque lo que parecía un problema de guitarra era mucho más. Un breve apagón sonoro nos desconcertó, no sabiendo si era premeditado, pero rápidamente se vio que algo no iba bien. Su último hit «Ayer Salí» se tuvo que detener debido a que el huracán León Benavente dejó de sonar. Pidieron un minuto y eso se alargó más de 15 minutos.
Mientras los técnicos se afanaban en solucionar el entuerto (suponemos que no debe ser fácil encontrarse ante esa tesitura), el público fue perdiendo calor, las barras escondidas se fueron llenando y alguno se impacientó. Finalmente volvieron, y aunque consiguieron volver a levantar al Bilbao Arena, el poso que quedó no fue el mejor. Alabar que volvieron con la misma energía y retomaron «Ayer Salí». Adecuaron el set al tiempo que les dejaron y sumaron a la lista los grandes clásicos de la banda que todavía no habían sonado: «Tipo D», «Cuesta Abajo», «Gloria» y cerraron con «Ser Brigada» y Cristina (El Columpio Asesino) de artista invitada.
Mando Diao
Y el fin de fiesta corría de la mano de los, otra vez, suecos Mando Diao. No sabemos si lo que sucedió antes, el retraso en el horario o la falta de costumbre de aguantar más de tres horas sin casi descanso, pero Björn Dixgård (líder de la banda) y los suyos perdieron público. El sonido arrollador de León Benavente hizo que Mando Diao sonaran diferente, no como en gran festival y con un set corto (como The Hives el día previo) y sin grandes hits intermedios hizo que el público se desconectara. La filas medias-traseras se dedicaban más a alucinar con las malas formas del líder con todo lo que tenía alrededor que a escuchar lo que nos quería contar. Porque salvo ese «Society» entre medias que parecía querer decir algo, el resto del set fue un continuo pedir y poco dar.
Intercalaron rock guitarrero con alguna más lenta rozando la balada pero siempre con chulería y pidiendo ruido del público. «Black Saturday» o «Long Before Rock’nRoll» fue de lo poco que sonó a lo que esperábamos de Mando Diao y una coreada «Shake» que introdujo lo mejor entre este corte y el bis que abrieron con «Gloria» y cerraron, cómo no, con «Dance With Somebody». El público lo cantó hasta la extenuación con Björn ya sin camiseta y tirando todo lo que encontraba a su paso: pies de micro, batería, incluso antes le arrojó su guitarra al backliner con mala «leche». ¿Realmente hacía falta hacer eso? Dejó mal regusto.
Una noche con vaivenes
La noche se cerró con un ánimo difícil de narrar tras un discurrir que tuvo subidas y bajadas, y que perdió la continuidad que sí tuvimos el día previo. El público pudo celebrar, de nuevo, el directo y la libertad, aunque más de uno se pasó de libertad y olvidó la mascarilla. Con lo que hemos sufrido para llegar hasta aquí, ¡qué necesidad de llamar la atención! Lo dicho, esperemos que algunas actitudes no lastren las buenas maneras de la gran mayoría y de esos que sabemos lo que hemos sufridos estos meses. Salud, música y directos (y que cada uno elija su propio orden).
Texto: David Pereda
Fotos: Dave Blanco