Dejando atrás cualquier tipo de pereza de Leiva – Sala Cubec | Bilbao
La especial relación de la familia Conejo con Bilbao volvió a arrasar, esta vez de la mano de Leiva
De todos es sabido (sobre todo entre los más fans) la especial relación que Leiva tiene con Bilbao; nada carnal pero todo muy visceral. Ayer mismo reconoció que el Kafe Antzokia fue una de las primeras plazas (esto no es muy norteño) que llenó con aquel «Diciembre» post-Pereza. Pero su relación con el botxo también tiene forma de balón, en este caso con objetivo al aro. Y es que su amistad con el actual míster del Bilbao Basket (Álex Mumbru) ha hecho que el Bilbao Arena sea su casa. Aún así, si ayer llenó la sala Cubec (unas 5.000 personas), no es por su muñeca, sino por su buen hacer con las seis cuerdas y, sobre todo, con lo que quiere contar.
Una super-producción
Hace algunos años, cubrimos un concierto de Leiva, en un festival, y sus particulares condiciones son de las de recordar. No entraremos en detalles (que ayer se volvieron a repetir), pero parece mentira que un tipo de su carisma y personalidad maneje esos superpoderes. Más viendo la super-producción que desplegó ayer.
21:35 y toda su banda se desplegó antes de que Leiva, con chaqueta yankee de flecos, subiese al escenario y el público gritase, levantase sus móviles y grabase, con flash incluido. Seguimos en las mismas, pero ahora con faros de expertos del Instagram. Precisamente «Expertos» de su último trabajo «Nuclear» fue la que abrió la noche. En la segunda consiguió sacar los monstruos de la sala Cubec con su «Lluvia En Los Zapatos».
La enorme pantalla que cerraba la pared trasera del escenario mostraba imágenes llevadas a cada canción, con gente muy moderna a veces, y con el propio Leiva en otros muchos cortes. Todo muy sincronizado con las notas y las voces de los que estaban sobre el escenario. El sonido, desde las últimas filas, fue medio-bajo en los primeros cortes y aceptable el resto de las dos horas de show. Se agradece que los técnicos piensen en los canales auditivos de los asistentes.
Viejas etapas
«Animales» fue el primer guiño a Pereza antes del primer hit actual: «Guerra Mundial», ya sin chaqueta (el calor apretaba) y haciendo la primera referencia a Bilbao. Destacar aquí los bailes sincronizados de los vientos de la banda. Tras «Lobos» llegó el intento de presentación en euskera, que llevó después al castellano para explicarnos sus «Superpoderes».
El grueso del concierto llegó sin descanso, repasando cortes de su último trabajos, que abrió con la antigua «Breaking Bad» para dar paso a «A Ti Te Ocurre Algo», «Nuclear» (que da título a su último LP) y «En El Espacio». Tras esto, nos llevó a sus inicios con la versión extra larga de «Miedo» y el solo a la guitarra del propio Leiva, que fue le único que se permitió esos lucimientos. Se confesó en «Sincericidio» antes de acordarse del ya citado Mumbrú y dedicarle la balada de la noche: «Godzilla». La voz de mujer que en estudio hace Ximena Sariñana estuvo a cargo de Patricia Lázaro, pero nos faltó la del gran Enrique. Juancho tuvo aquí su momento de la noche, ovación del respetable incluida.
V.O. (versión extendida)
Problemas con el in-ear de Leiva fue lo único que consiguió parar la sobredosis de acordes de la «Leivand», que junto a la enorme luminosidad en pantallas, hicieron de «Electricidad» la canción de la noche. El mensaje más directo de «Como Si Fueras A Morir Mañana» y «No Te Preocupes Por Mi» dio paso a la segunda de la noche de los extintos Pereza: «Como Lo Tienes Tú». La vigésima fue «Terriblemente Cruel» con el público completamente entregado y tirando demasiada cerveza con el «juego» de meter el dedo por debajo del vaso (ya no saben qué inventar para llamar la atención).
Entonces llegó el momento más íntimo de la noche, con Leiva y su acústica solos en escena. Pidió silencio y los punteos de guitarra nos llevaron a su particular «Vis A Vis», que acabó rompiendo en eléctrico y con toda la banda en escena. Antes del bis llegó la del cabezón («La Llamada») y una que confesó que llegó a odiar. Parece claro, a tenor de lo que quieren mostrar, que Pereza no acabó de la mejor manera y de ahí que «Estrella Polar» no sonara en todos estos años. Incluso en el «funeral» de Leiva se alegraron de que ya no habría más preguntas sobre la vuelta de Rubén Pozo y el «pitillos».
¿Era obligatorio?
Un corto bis nos llevó al final del concierto, posiblemente lo peor de los 120 minutos. Leiva salió sin camisa (¿?) para «Mirada Perdida», donde jugó a los coros con el público (sobraba) y presentó a la banda (¿los técnicos?). Se despidió con «Lady Madrid» y una «outro» que resultó lo peor de la noche. Ese subidón con el que acabamos todos merecía algo más alegre/contundente/bailable. A pesar de estos pequeños detalles, el show fue acorde a lo que se esperaba de un artista que se ha convertido en el referente de la escena pseudo-mainstream-indie.
Texto: David Pereda
Fotos: Imanol BM