Drab Majesty / Unclose – Nave 9

El limbo de los sintetizadores

Después del concierto, el bar estaba sumido en la penumbra y en la barra se veían dos siluetas alargadas, albinas y andróginas. Era el dúo norteamericano Drab Majesty que sostenían una copa de Rioja cada uno en una mano. La copa sumergía a esas siluetas en un lago de conceptos artísticos y sintéticos que no correspondían a ningún prototipo binario humano, o divino. Acababan de tocar en el auditorio de la sala Nave 9 y al público allí presente, en principio, les superó el respeto que irradiaban esas dos siluetas. La luz tenue y el brillo de sus melenas blancas provocaron un extraño yin yang visual que solemnizó su presencia e incluso les elevó a una esfera no terrenal. Deb DeMure y Mona D eran una especie de dioses incoloros que en cuestión de minutos bajaron del limbo y se pusieron a hablar, besar y sacarse fotos con los y las fans allí reunidas.

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La sensación de divinidad fue la sensación general que se ganó a pulso el dúo californiano durante la hora que duró su espectáculo. Pero para ser justa empezaré describiendo el concierto de los teloneros, el mejor de la noche. El Synth Pop de los bilbaínos Unclose precedió a los sonidos de la Tragic Wave. Este trío (ocasional), ofreció a las alrededor de 150 personas de la sala un concierto sublime, profundo y con una actitud clave para una banda que si siguen por este camino, se está marcando a fuego su futuro. El dúo habitual se convirtió en trío con «Deibol» Rodríguez a la batería acústica y voces e Iskandar Rementeria a la guitarra, voz principal, sintetizador y programación. Txufo Wilson (Empty Files) les dio el apoyo con otro sintetizador, teclado y coros.

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A las 21:30h abrieron el set list con «Early Morning» y «Horses». Asumiendo que las melodías de Bowie, Joy Division, KraftWerk o Wire enmoquetaron las paredes de la sala, es inapropiado etiquetar con tantas referencias el sonido de estas cadencias pop electrónicas que evocan al caos con pinceladas salvajes de rock y sonidos en ocasiones psicofónicos. Ensamblaron tema tras tema y disfrutamos de “Bit Nik” y “Convex Love” en la cual, el papel del teclado de Wilson adquirió exquisita importancia. “Runaways” levantó al público que acompañó intermitentemente al grupo. Llegó el momento cover. Hicieron una preciosa versión de “Perfect Day” de Lou Reed que verdaderamente encajó en el estilo de Unclose (y viceversa).

Miradas furiosas e intimidatorias

La actitud está muy trabajada, o eso transmiten los músicos. Fueron muy llamativas las miradas furiosas e intimidatorias de Rementería acompañadas por suaves punteos de guitarra. Los movimientos de «Deibol» a la batería marcaron el distópico pero dulce compás del concierto mientras que Wilson, más rezagado, alimentó las melodías electrónicas con nutridos coros efímeros y gaseosos. Llegó el final sin bis. Fue un gran bolo.

Tras el descanso, los norteamericanos Drab Majesty ocuparon el escenario. El músico y artista Deb DeMure en compañía de Mona D están de gira por España presentando su tercer larga duración «The Demonstration». Recién llegados de tocar en la Sound Stage de Madrid, el dúo comenzó a las 21:00h con muchísima expectación y con sonidos de la dark y synth wave envolventes y aplastantes. El concierto no estuvo exento de fallos técnicos pero la atmósfera sonora y visual que crearon atrapó a un público que les aclamaba fervientes. Con una estética muy Kitsch, apoyaron el espectáculo con estímulos visuales, lo cual, es una de las características que les encumbran. Comenzaron de la misma manera que comienza su tercer LP: «Dot in the Sky» y «39 by Desing». El público estaba caliente y a varias personas se les enquistó el baile durante casi todo el concierto. Tuvimos suerte y espectáculo cuando un fan espontáneo con camiseta de Clan of Xymox ocluida subió y se colocó en el escenario al lado de Mona D esperando una foto, o algo. El músico le dio un toquecito en el pecho y el fan se bajó. Todo muy moderado.

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Los de Drab Majesty, son temas extensos y con un sonido que en ocasiones se confunde con un delicado post punk electrónico y espiritual. Muy en la línea de Sister of Mercy o Cocteau Twins pero más ecléctico y trascendental. Cuando tocaron «Cold Souls», la batalla de Mona D con su monitor principal terminó con el aparato en el suelo y el desfile de técnicos por el escenario. Era el ecuador del concierto y sonaron «Y. K. E. D. A» de su anterior LP Completely Careless  y por supuesto «Too Soon To Tell» o «Not Just a Name» de su último trabajo.

Pasó una hora y entre los alargamientos finales evocando suspense, el visionado en la pantalla superior de estatuas griegas y orquídeas granuladas, (tan características del atrezzo de esta banda) DeMure se quitó su guitarra zurda y seguido de cerca por Mona, bajaron las escaleras del escenario y se fueron. Como dioses. El público se quedó anestesiado y tras un par de minutos se levantó un aplauso desinflado.

La sala se empezó a convertir en un parque temático de técnicos y monitores rodantes y los presentes fueron abandonando poco a poco el auditorio. Junto a la puerta de salida, el bar estaba sumido en la penumbra y en la barra se veían dos siluetas alargadas, albinas y andróginas. Era el dúo norteamericano Drab Majesty que sostenían una copa de Rioja cada uno en una mano.

Texto y fotos: Pepa Ferreiro.

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