El Bilbao BBK Live se corona en la cumbre de Kobetamendi
Las actuaciones de Arctic Monkeys y Florence + The Machine encumbran al BBK Live
Con una programación de primer nivel, Bilbao BBK Live ha reunido a más de 120.000 personas de todos los rincones del mundo para disfrutar de los conciertos en Kobetamendi y Bereziak. Desde el primer minuto del jueves hasta el último del sábado, el festival ha ofrecido una experiencia redonda, celebrando la diversidad en todos sus ámbitos.
La organización del festival sigue mejorando el recinto con pequeños ajustes y detalles que hacen mejorar cada año la experiencia del usuario final. Nuevas zonas de restauración, redistribución de zonas de visibilidad reducida y eliminación de la torre central del escenario principal son algunas de éstas mejoras.
El cartel dispar dejaba, a priori, al viernes como el día más flojo de los tres por lo ofrecido en la línea alta del cartel, y así fué. A pesar de notar un incremento en la asistencia con respecto a la jornada del jueves, a la hora de Pavement o The Blaze se podía estar cómodo viendo ambas actuaciones en el escenario principal. La actuación de Florence and The Machine y sobre todo la de Arctic Monkeys ofrecieron un panorama diferente, con pocos huecos y dando sensación de aforo completo.
Jueves 06
Los locales Txopet abrieron la edición número diecisiete del Bilbao BBK Live en la carpa Beefeater (o la sauna Beefeater). Con no mucha gente, pero muchas caras conocidas de la escena musical bilbaína, el trío salió muy motivado y decididos desde el comienzo a dar un gran bolo. El sonido estuvo lastrado por algo de eco, pero nada que jugase en contra de la banda, que lejos de aflojar el volumen, siguieron a lo suyo. Con un bajo poderoso y muy presente en la mayoría de temas, sus canciones estuvieron llenas de experimentación, autotune, guitarras y rock inconformista.
La danesa EEE GEE ofreció una actuación correcta en el escenario principal. A su sonido mezcla de música disco y pop alegre, le faltó algo de energía sobre el escenario para concordar con sus canciones y conectar con el público. Recordó a compañeras como Núria Graham, Sheryl Crow, Nikki Lane o Taylor Swift. A destacar temas como “More Than A Woman”, “Perfect 10” o “Killing It”.
Seguido tocó dar el paso al escenario secundario para presenciar un gran concierto. El artista Ry X condujo su pop folk a través de la electrónica a una audiencia que respetó y supo disfrutar de las creaciones de Ry Cuming. Con una mezcla de Ben Howard y Damien Jurado, su propuesta se centró más en la electrónica, con los sintetizadores que el propio Ry manejó desde el centro del escenario, apoyado por dos compañeros, cada uno de ellos a los mandos de unos teclados. También se colgó la guitarra, pero nunca sin dejar de lado las bases electrónicas sobre las que aguanta su obra. Incluso se prestó a los sonidos más densos y oscuros del techno en algún momento puntual, algo más en la línea de The Blaze.
La experimentación y la teatralización se citaron en el escenario Txiki para la actuación de Dry Cleaning. Una banda que navegó por los sonidos del post punk con el timón de la voz de la otra Florence de la noche, en este caso, Florence Shaw. Su manera de recitar las letras en lugar de cantar, chocó de primeras con el alma rock metalera del resto de la banda, pero pronto consiguió meterse al público en el bolsillo con uno de sus temas más conocidos “Gary Ashby”. El bajista no paraba de cabecear y pegar latigazos con su larga melena, mientras que el guitarrista saltaba y se tiraba por el suelo a la vez que mantenía sus notas en las canciones. Ella permaneció impasible, gesticulando al cielo. Sí que pareció que el sonido de la banda,en general, estaba algo bajo pero la voz de ella se posicionó por encima del resto. En ocasiones recordaron a Sonic Youth, y en otras a King Gizzard and The Lizard Wizard. “Don’t Press Me” levantó los ánimos que estaban algo en calma trás los primeros temas.
El primer cabeza de cartel de esta edición fue el de Florence Welch y su banda. Un gran altar de velas apagadas de fondo y una pequeña plataforma central, con esos dos elementos y un vestido verde, la artista se bastó para ofrecer uno de los conciertos del festival. También hay que destacar a la gran banda que la acompaña y que poco o nada hizo Florence por poner en valor. Ella se centró en sus letras y en su público, caminando de un lado a otro del escenario, deteniéndose en la plataforma y hasta bajando al foso a abrazar y cantar junto a sus fans.
Empezó enérgica, con canciones como “King”, “Free” o “Queen of Peace” en las que no paró de moverse, saltar y animar al público a que se unieran a la gran fiesta. Manejó momentos más intimistas cuando bajó al público para cantar “Dream Girl Evil” y “Prayer Factory”. El piano de “Big God” encendió las velas del altar que hasta el momento permanecían apagadas y “You Got The Love” levantó el vuelo. La contradicción de la noche vino con la petición de guardar los móviles para disfrutar en plenas facultades de “Dog Days Are Over” para acto seguido pedir que los sacaran para iluminarla en “Cosmic Love”. Cerraron con un bis compuesto por “Shake It Out” y “Rabbit Heart (Raise It Up)”.
La actuación de Fever Ray en el escenario secundario trás Florence fué la segunda más notable de la jornada inaugural, y una de las reseñables de toda esta edición. Con muy pocos elementos sobre el escenario, la artista supo conducirnos a su mundo perturbador de pop electrónico. Los graves de las bases de “What They Call Us” sonaron potentes (en ocasiones demasiado). Con dos coristas que le acompañaban en labores coreográficas, una teclista y una batería ( casi en su totalidad con elementos electrónicos) fueron sus compañeras en este viaje por calles oscuras y suburbios. Esto evocaba el continuo humo sobre el escenario, la tenue luz que acompañaba a una solitaria farola. Sonidos asiáticos en “When I Grow Up” de su disco Fever Ray. trabajo que compartió protagonismo con Radical Romantics, su último trabajo de estudio. “Shiver” y “Kandy” profundizaron en un sonido más introspectivo, “Even It Out” y “An Itch” mostraron a una Fever Ray más rabiosa y guerrera y “Carbon Dioxide” reventó los bits con unas bases más contundentes que las del disco. Tuvieron tiempo para un bis, pero el tema escogido dejó al público algo frío por la baja intensidad de éste.
Los Chemical Brothers tienen el cuerpo curtido en mil batallas como las del BBK Live y eso se notó el jueves en su actuación. Sin mucho margen para la sorpresa, el dúo se centró en repasar casi todas las épocas de su discografía apoyándose en un gran montaje visual. Aquí es donde está el valor añadido de sus actuaciones en directo. En Bilbao consiguieron darle tridimensionalidad y volumen a sus proyecciones, integrándose con los focos del escenario. No se detuvieron en extender mucho sus creaciones y plantearon su actuación como una sesión de dj, donde los temas transitaban por breves espacios de tiempo, y algunos de manera casi irreconocible. Siempre queda la duda en el espectador de qué tanto de la performance está pregrabada y qué ejecutada in situ con todo su arsenal de teclados, sintetizadores, ordenadores y demás. El caso es que siempre se esmeran en no repetirse. “Go”, “Do It Again”, “No Reason”, “Hey Boy Hey Girl”, “Swoon” o “Star Guitar” fueron fluyendo de una a otra sin acomodarse en ninguna en particular, lo que hizo de su sesión algo bastante dinámico. “Galvanize” y “Block Rockin’ Beats” sonaron casi al final con una contundente línea de graves.
Para terminar con la electrónica se esperaba la actuación de Arca en el escenario secundario. Decimos actuación porque en el programa del festival no aparecía como un dj set, pero lo cierto es que la primera media hora (lo que aguantamos) fué lo que sucedió. Arca se limitó a pinchar en la mesa de mezclas varios remixes mientras bailaba y arengaba al personal, como si hiciera de sí su propio telonero o maestro de ceremonias. Desconocemos si más tarde comenzó su actuación, pero el cansancio de la primera jornada acabó por dirigirse hacia la salida del recinto.
Viernes 07
Después de alguna incidencia por los problemas ocasionados por una breve y pasajera tormenta veraniega al comienzo de la tarde, el festival atravesó el ecuador con una jornada algo irregular.
Morgan dió otros de sus recitales habituales. La calidad que desborda Nina y la banda es digna de admiración. Da igual que sea un concierto, propio en sala, en un teatro, en un evento gratuíto o en un festival a las siete de la tarde. Siempre dan lo mejor de sí, y el viernes del BBK lo volvieron a hacer. Con un repertorio más centrado en temas rock, “River”, “Another Road” o “Paranoid Fall” sonaron intercaladas con alguna perla más sosegada como “Marry You” o la muy coreada “Sargento de Hierro”. Nina se animó a salir de detrás de su teclado Nord para cantar algún tema de pie en medio del escenario. David Schulthess dejó muestras de su calidad en algún paraje solitario, al igual que Paco López con la guitarra.
La actuación del trapero Duki en el escenario principal quedó a medias entre el hip hop y el metal. Con una banda que aportaba golpes de batería y guitarras al directo, Dukí se esmeraba en conducir su show hacia terrenos poderosos, con recursos como humo y fuego saliendo a chorros por el escenario (parece que el calor que ya sufrían los asistentes le parecía poco). Mucho fan cantando sus temas, y algún cover que también metió de compañeros suyos de profesión se cantaron y jalearon casi todos por igual. El sonido por momentos saturó y no dejó claras las letras del argentino.
La polifacética Róisín Murphy sembró de electrónica funky el césped del escenario secundario y el público bailó sobre él hasta desgastarlo. Con contínuos cambios de accesorios y algún cambio total de vestuario, la cantante pareció disfrutar del encuentro. Poco a criticar de su actuación salvo algunas partes que se alargaron en exceso sobre una misma base eterna y monótona sobre la que poco se aportaba por parte de la ex líder de Moloko. “Overpowered” se presentó con un toque funky gracias a la guitarra, y “The Time Is Now” se transformó ligeramente con menos sonidos agudos.Otro de sus hits con Moloko “Sing It Back” también se llenó de bases potentes y graves. “Ramalama (Bang Bang)” aceleró un poco el paso, se disfrazó de cabaret hacia el final y acabó con un corte de sonido que dejó al público sin escuchar nada mientra que sobre el escenario la banda si tenía sonido y pareció no llegarles el problema. Momentos estos un poco caóticos y de incertidumbre por saber si el corte fué un error o se habían pasado de tiempo. Parece que esto último quedó descartado puesto que todavía interpretaría un par de temas más, con más electrónica que pop.
Con Pavement pasó lo que otros años ha pasado con bandas del estilo como The Jesus And Mary Chain, no acaban de enganchar al público mayoritario del BBK Live y se vé un cabeza de cartel actuando en el escenario principal, en plena hora punta de festival, con un panorama desolador de público. Aún con eso, la banda ofreció un gran concierto para gracia y disfrute de quienes estaban frente a ellos. Su disco de 1994 “Crooked Rain, Crooked Rain” centró su actuación, donde interpretaron “Cut Your Hair”, “Silence Kid” o “Range Life” con la que cerraron.
Lo de Phoenix en el escenario secundario se quedó pequeño y se sufrió cierto agobio por la aglomeración de gente que se agolpaba para ver a los franceses. Con un show muy festivalero, la banda de Thomas Mars se mueve como pez en el agua en festivales, y con la gente sedienta de fiesta y hits, Phoenix supieron aprovechar el momento. Cierto es que hubo una parte central que pareció algo insulsa donde flojeó el concierto, pero luego remontó. El comienzo fue de lo mejor con “Lisztomania”, “Entertainment” y “Lasso”. Para el final dejaron “1901” y a Thomas metiéndose entre el público y poniéndose de píe sobre éste.
The Murder Capital dieron otro de los conciertos del festival. La energía y la rabia de juventud que atesoran los de Dublín. Ataviado con un elegante traje y fumando un cigarrillo con actitud chulesca y desafiante salió a escena James. El Post punk de la banda quedó perfectamente claro desde el primer acorde de “More Is Less”. “Green And Blue” dio aire a la banda para seguir derrochando energía y vísceras en “Return My Head”. Los pogos se sucedían en las primeras filas, donde un gran número de jóvenes gritaba a pleno pulmón cada una de las letras que interpretaba James. “For Everything” sonó muy a Idles, “Feeling Fades” se transformó en un homenaje al punk británico de los setenta y ochenta, y “Don’t cling To Life” arrastró a Gabriel y su bajo hasta el público para impregnarse de sudor mutuamente (volverán a Bilbao en octubre).
Sábado 08
La última jornada del Bilbao BBK Live se presentaba como la más multitudinaria gracias al reclamo de la banda de Alex Turner. Ya desde primera hora de la tarde se notó esta afluencia y los fans ya se apresuraban a coger posiciones en las primeras filas del escenario principal.
Nuestra ruta empezó de nuevo en la carpa para seguir disfrutando de propuestas musicales locales de menor alcance. En este caso el turno fue para la irundarra Eneritz Furyak. La cantautora se presentó en el escenario sola, sentada en una silla con su guitarra y algún elemento electrónico. Todo un reto y una heroicidad la de abrir con su folk intimista contemporáneo. Tristemente fue uno de los conciertos con menor afluencia de público, pero los que estuvieron guardaron las formas, mostraron respeto y saborearon las composiciones de Eneritz, que por momentos se adentraba en temas más experimentales, y en otros (los menos) se iba por tierras minimalistas.
Otra de las bandas vascas que actuó el sábado fue la ya no tan misteriosa Merina Gris. El trío, que en directo crece hasta el cuarteto con un guitarrista, cuajó una gran actuación. El público respondió a la llamada y muchos de los presentes vocearon buena parte de las letras. Sobre el escenario, las melodías agresivas de la banda se escenificaron en las contínuas arengas por parte de Julen y Pascal, mientras que Sara estuvo siempre fría e impasible. “Ardi Latxen Herrian”, “sAIATZEN nAIZ 🙂 “ y las bases contundentes de “Antes No Era Más Feliz”” pusieron el contrapunto a la calma y el sosiego de, por ejemplo, “ALMAR”.
La actuación en el escenario secundario de Perfume Genius fue una mezcla entre la teatralidad y la performance de Róisín Murphy, y el descaro y la presencia de Florence Welch, o así es como creemos que él se vió. Comenzó de menos a más con “Nothing At All” para entonar, “Without you” y “Describe” mostraron algo más de cuerpo y la banda sacó lustre a sus instrumentos. Su desnuda “Jason” cantada en falsete sobre los teclados dió paso a “On The Floor” transformado en un Prince tocando con The Lumineers. Acabó jugando con una pieza extensa de tul a ritmo de una “Queen” muy en la línea de Arcade Fire.
La vuelta al escenario txiki fue para presenciar otro de los conciertos del festival. Cala Vento llegaron al BBK Live con un disco que apenas tiene semanas y el público ya coreó todas y cada una de las nuevas letras como las clásicas. Arrancaron con “Más Que Satisfechos” que también inicia su disco Casa Linda,e l cual interpretaron casi entero en Bilbao. Intercalaban sus nuevas canciones con otras como “Isabella Cantó”, “Gente Como Tú” o “Un Buen Año”. De las nuevas, a “Ferrari” le faltaron caballos de potencia a pesar del incorporación sorpresa de Julen Alberdi (Vulk, Lester y Eliza)) con una segunda guitarra, “Pasar Pantalla” salió bien airosa con Aleix haciendo de Gorka Urbizu (Berri Txarrak). “Todo” e “Isla Desierta”, con el público cantando a capella el estribillo final, sonaron en el final de fiesta junto con “23 Semanas” y con la peculiar “Conmigo”. Anunciaron concierto propio en el Kafe Antzokia para el 9 de febrero.
Hacía siete años que la banda Love Of Lesbian no pisaba Kobetas y eso se notó en las ganas del público, que llenaba el escenario momentos antes de la hora dorada que siempre se cuela en los conciertos de dicho escenario. Sin sorpresas en lo musical, Santi Balmes y los suyos tuvieron que concretar mucho en su escasa hora de actuación. “Viaje Épico Hacia La Nada” inauguró el recital, “Setenta Memorias Perdidas” sonó más poderosa y “Cosmos (Antisistema Solar)” profundizó en sonidos más electrónicos. También interpretaron temas clásicos como “Cuando No Me Ves”, “Club De Fans De John Boy” o “1999”, que se celebraron de manera especial por los fans. Los siete integrantes ocuparon toda la tarima, poniendo las percusiones en plataformas, algunas de hasta más de dos metros de altura. “I.M.T. (Incapacidad Moral Transitoria)” se gustó con las guitarras y el bajo, y “Allí Donde Solíamos Gritar” puso el broche final a la actuación.
Como en los mejores años, así se mostraba el recinto minutos antes de la salida de los Arctic Monkeys. Apenas había sitio para moverse entre la marea de gente que se congregó frente al escenario principal para ver la actuación de la banda de Alex Turner. La eliminación de la torre de sonido central ayudó a disipar esta marabunta en las últimas filas, y la visión desde la ladera frontal era inmejorable. La banda se adaptó a las circunstancias y no hizo mucho hincapié en sus dos últimos discos, menos enérgicos y más rupturistas con sus anteriores trabajos, sobre todo “Tranquility Base Hotel + Casino” del que sólo interpretaron “Four Out Of Five”. Las nuevas encajaron bien y dieron cuerpo y dinamismo al concierto que transitó por casi toda su obra. Abrieron con “Sculptures Of Anything Goes” y acto seguido rompieron con “Brianstorm”. Ralentizar “Don`t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair” fue todo un acierto para la posterior “Crying Lightning” mostrar a unos Arctic ya olvidados con un juego de guitarras bastante dinámico, sobre todo la de Jamie Cook.
A diferencia de giras anteriores, ahora Alex apenas se acerca al piano para un par de intros como en “Why’d You Only Call Me When You’re High?”. Tampoco es que le diera a la guitarra de manera infernal, pero parece haberse dado cuenta de cuál es su instrumento y cuál no. “Arabella” trajo un pequeño guiño a Black Sabbath introduciendo su característico riff de “War Pigs“ en el final. “I Ain’t Quite Where I Think I Am” dejó a la batería de Matt bien expuesta con su ritmo cual marcha militar. “ Pretty Visitors” y sobre todo “Fluorescent Adolescent” contentaron a los fans veteranos. Con “Do I Wanna Know?” llegaron a la hora de actuación. Sesenta minutos que parecieron volar. A los acordes de guitarra de “Mardy Bum” se unieron las miles de personas que se congregaron en el monte, y la cerraron de manera algo abrupta. La cinemática “There’d Better Be A Mirrorball” se coló antes de “505” con un comienzo que los nuevos arreglos la hicieron irreconocible hasta las primeras frases de Alex. De nuevo un final en seco nos dejó sin los acordes finales y solitarios de la guitarra. Lo contrario pasó con “Body Paint” la cual alargaron y extendieron con las guitarras haciéndola más grande y rockera para dejar al público arriba para el bis.
A la vuelta de backstage “I Wanna Be Yours” reposó sobre algodones y oxigenó a los todavía excitados fans para la dupla final de “I Bet You Look Good On The Dancefloor” y “R U Mine” donde la luz se apoderó del escenario tanto físicamente como musicalmente.
Pero sin duda el concierto más visceral y enérgico fué el de Idles. Pusieron el toque punk rock a un festival adueñado por los nuevos sonidos y la electrónica. A los amantes de los pogos, y de los conciertos en salas pequeñas, con el de Idles tuvieron su Disney World. El bajo y las baquetas golpeando sobre el aro de la caja de la batería dieron la salida para “Colossus” y en “Car Crash” el caos se adueñó del escenario secundario. Para los asiduos a la banda, nada sorprendió en la actitud y la determinación de la banda, que siempre se deja todo sobre el escenario, a los novatos, ¿estáis todos bien?. “Mister Motivator”, “Divide And Conquer” , “Crawl” o “Love Song” dejaron sin tiempos muertos a la banda que parecía querer aprovechar cada minuto sobre el escenario para dejar al público vacío de energía al acabar la actuación. Las bromas llegaron con las cover de diferentes temas románticos cantados soberanamente mal por Joe Talbot y Mark Bowen (All I Want For Christmas Is You, Nothing Compares To You o My Heart Will Go On fueron algunas de las perlas). Lee Kiernan bajó en varias ocasiones con su guitarra a surfear sobre el público, y Mark hizo lo propio hacia el final (sin guitarra) para “Rottweiler”.
El crecimiento exponencial que están sufriendo los murcianos Arde Bogotá se vió reflejado en la cantidad de gente que aguardaba en el escenario txiki, un nombre que hizo honor a la situación, pues se les quedó pequeño. Comenzaron regular, con algún problema en el sonido pues las guitarras no sonaron bien en “ Los Perros” canción con la que también inician su último y reciente trabajo discográfico Cowboys De La A3. Solucionado el sonido, “Abajo” pisó el pie del acelerador y “Besos y Animales” salió en progresión y “Que Vida Tan Dura” fué casi como el lema de la noche para José Àngel Mercader que apareció cojeando sobre muletas y aún así sacó el bolo adelante a los mandos de la batería. “La Salvación” pinchó en el setlist al romper demasiado pronto un ritmo que poco necesitaba de el medio tempo. “Virtud Y Castigo” recordó a unos Smashing Pumpkins interpretando el comienzo de “1979”. Aquí destacó el bajo de Pepe Esteban. El trío final con “Exoplaneta” , “Antiaéreo” y “Cariño” con Antonio bajando a cantar al público cerró nuestro paso por esta nueva edición del Bilbao BBK Live.
Una edición que a priori no parecía muy apetecible en líneas generales pero de la que hemos sacado muy buenas experiencias en muchos de los directos que no parecían, a priori, llamar nuestra atención. Como en todos los festivales, nos fué imposible asistir a más propuestas y nos llegan buenos comentarios de varias, pero la unipersonalidad es lo que tiene. Ahora toca digerir y saborear el regustillo que deja el BBK Live en nuestras mentes y corazones y ya mañana empezar a fantasear con la edición de 2024 que ya tiene fechas, serán los días 11, 12 y 13 de julio, y de nuevo, como no, en Kobetamendi.
Texto: Dave Blanco
Fotos: Oscar L. Tejada, Sergio Albert, Sharon Lopez