El menos es más de Niña Coyote Eta Chico Tornado – Kafe Antzokia | Bilbao
El menos es más
Por norma y tradición, las formación batería, bajo y guitarra, suele ser considerada como la base y la mínima expresión de una formación musical al uso, pero como en todo, hay excepciones, y hay quienes nacen para romper con lo establecido, con el inconformismo por bandera, eso o hacer de un aparente defecto su principal virtud.
Niña Coyote eta Chico Tornado (a partir de ahora los citaremos como NCeCT) no necesitan de compañía para sus viajes desérticos de jams impredecibles. Úrsula y Koldo se entienden y comunican sobre los escenarios a base de miradas y saltos, y así es como han llegado hasta “Aitzstar”, así es como llegaron el jueves a pisar ellos solos el escenario del Kafe Antzokia.
Todo al rojo
A pocos minutos del comienzo parecía que la sala se quedaría grande, pero como de costumbre, llegada la hora, el espacio se comenzaba a llenar pero sin agobios. Aún así se dieron diez minutos extra por si todavía faltara alguien. Una intro instrumental grabada daba la bienvenida a público y banda que salieron desde el principio a defender su disco con “Errautsak” y “Cabezacubo” los dos cortes que lo abren.
Ambos componentes salieron ataviados con indumentaria roja, detalle que nos costó apreciar puesto que la ambientación que generaban las luces era del mismo color. Pero es en ese rojo donde NCeCT están más cómodos,forjando su directo a golpe de riffs machacones y baquetas contundentes, con un Koldo dejándose la voz ( una tos traicionera casi le pilla sobre el micro en un par de ocasiones).
“Txaman”, de su disco debut “Niña coyote eta Chico Tornado” y “Desert Tornado” se presentaron en la fiesta y el público los recibió con ganas. A diferencia de los discos, en el directo presenciado este jueves, los temas nuevos apenas distan de los de discos anteriores, manteniendo una base homogénea durante toda la actuación, incluido su reciente single “Azeri eta Herio”, mucho más crudo en directo.
Los temas iban cayendo uno tras otro sin apenas descanso. Koldo apenas habló para agradecer la asistencia en un par de ocasiones, pero buscaba continuamente el calor del público, acercándose de manera recurrente al borde del escenario durante sus golpes de muñeca. Úrsula en cambio apenas separaba la vista de su compañero cuando no estaba agitando su melena de un lado a otro. Sólo en los breves descansos la veíamos dirigir su mirada al público, que no paraba de animar y bailar con las canciones. Las duplas por discos de tema con letra e instrumental serían varias, hasta “Geroa” que dio un poco de aire al dúo dentro de la vorágine a la que se prestan.
Una máquina bien engrasada
Los tambores de guerra sonaron en “”Jungle Tornado” acompañados por el virtuosismo pedalero de Koldo y su ristra de artilugios que manejaba con su pie. Es imposible entender a NCeCT sin una de las dos partes que lo componen, pero no negaremos que la batería de Úrsula nos atrapa. El jueves, Koldo la presentó como “La mecánica” por el buzo rojo que vestía (cosa que a ella pareció no gustarle mucho, por como le contestó con su gesto, cariñoso, eso si), pero es cierto que es ella quien está en el control de mandos de una máquina que funciona a la perfección.
Las tres palabras que entona el tema “”Ulehertu” fueron bien jadeadas por Koldo y público,que parecía esperar con ansia el corte. Sonoramente, NCeCT son graves, pesados, contundentes, como lo fueron con “Metl” una de las nuevas, que parece sacada de una cara b acelerada de una banda doom/stoner.
Las luces ya presentaban otras tonalidades, pero siempre manteniendo esa atmósfera de cálido misterio en la que el sudor ya bañaba buena parte de la cara de Koldo y que parecía sacudirse con cada salto que daba golpeando con fuerza el suelo, al caer con ambos pies juntos. “Coyote Trail” fue un ir y venir del propio Koldo sobre Úrsula, como intentando entrar en la muralla sonora que generaba y que era acrecentada por esa base elevada sobre la que se encontraba.
Suspirando por un suspiro
“Neu ta Zeu” y “Bai Bye” llegaron la una tras la otra sin descanso. Para entonces ya nuestros cuellos empezaban a sufrir los efectos de tanto cabeceo, y nada iba mejorar, pues “Backintown” subiría las revoluciones y las ganas de seguir dándolo todo. Los sonidos desérticos volvieron antes del merecido descanso con “Maui Waui”, descanso que apenas fué un suspiro. Pronto volvieron a escena para el arreón final que se compuso de uno de sus ya, marca de la casa, temas instrumentales con poso de jam sessions como “F.U.A” y después con “Ariñau” y un tema que no podía faltar, su ya mítica “Lainoa”, con la que el público lo dió todo, o lo poco que ya le quedaba.
Texto y fotos: Dave Blanco