Mundaka Festival 2017: Domingo
Mundaka Festival 2017: Domingo
Última jornada del Mundaka Festival, de entrada gratuita y que muchos vecinos de la localidad costera aprovecharon para pasar la tarde en la península de Santa Katalina aprovechando el día triste que salió.
La vuelta a casa en transporte público era difícil, pero aún así era nuestra «obligación» ir. Los grupos (sin mucho nombre comercial y que «no mola» decir que tocan en un festival) merecían ser vistos.
Seiurte
El grupo de Berriz, que celebran sus 20 años como grupo, eran los encargados de abrir la última jornada. Con Iokin a la voz, pero sin Ekain a la batería (una pena), Seiurte repasó muchos temas de su último disco «Ezpalak». A pesar de ello, su primer tema fue «Hemen Gaude», recordando que siguen vivos.
El público todavía estaba algo frío, hasta que sonó «Insert Coin» y Iokin animó a los que disfrutábamos de su bolo. Seiurte entrelaza canciones en euskera e inglés, y hasta en castellano.
«Ezpalak», «Road Movie» o «Profit», entre otras, sonaron del último disco. Su tema «Robison Crusoe» fue de lo más bailado por el público y se pusieron reivindicativos con «Txernobil».
Tras quince temas, se despidieron con el tema especial que han compuesto para la celebración de su XX aniversario: «Hogei Urte». Tema grabado junto a Morgan, que rememora el camino andado y que ensalza las canciones. Sentimos decir que suena mejor en la grabación que en directo (la voz de Nina ayuda). Nuestra primera vez con Seiurte, pero una banda que merece la pena.
The Rad Trads
Los siguientes en actuar, y dando el toque internacional, eran «Los Rad Trads». Banda de Nueva York compuesta por teclado, guitarra, bajo, batería, trompeta y saxofón, que fluye entre el indie-soul y el blues-jazz. Mucho sólo de trompeta y saxo durante todo el bolo, que aunque en momentos resultó ser lo mejor, acabamos un poco saturados de mismos ritmos en la hora y cuarto que estuvieron en escena.
Es cierto que se nota una banda de calidad, ninguno se esconde, y pasan del solo instrumental al vocal sin ningún miedo; cosa que no se suele ver. Destacar también al trompetista, muy animado y que no paró de vacilar con un público difícil (demasiado padre/madre pendiente de que sus hijos no se abriesen la cabeza con alguna piedra, ¡qué peligro!).
Se atrevieron con el castellano y avisaron que en diciembre tenían gira por España. Si os gusta este estilo de música, merece la pena verles, tienen calidad.
Willis Drummond
Los encargados de cerrar el escenario, la jornada y el festival fue un auténtico huracán: Willis Drummond. La energía de este grupo es increíble y pese que al principio el sonido no era del todo claro, rápidamente lo subsanaron y fue un auténtico show de sonido y luces. Posiblemente el mejor juego de luces del festival.
Ya hace un año de su último disco «Tabula Rasa», que no dudaron en presentar en el Mundaka Festival. De ahí sonaron «Athabasca» y «Joan Ikustera», dos temas del rock más duro. Pero antes, el bolo lo arrancaron con «Komedia», de su anterior trabajo.
Después «Ilegala» y «Orain» (vimos al bajista muy animado pateando el ampli), y se tomaron un pequeño descanso antes de «Laboa». Tema íntimo éste que rompe de nuevo hacía un rock más oscuro para terminar en algo más «pop-rock».
Los juegos de luces seguían y daban luz a los tres tipos que hacían retumbar las primeras filas. En «Hori Dena» la nueva incorporación de Joseba B. Lenoir toma protagonismo (si no lo tenía ya).
Les dio tiempo a repasar temas como «Anai» o «Lerroak» antes de su primera despedida con «Menperatzen». Tras un breve descanso, bis de 5 canciones que acabaron con «Aholkua», y los sonidos de órgano iniciales, y con «Nun Daude», donde las guitarras eran protagonistas.
Hora y cuarto de auténtica tormenta musical la de Willis Drummond, que sin duda protagonizaron la despedida del Mundaka Festival y que consiguieron estar a la altura de los mejores.
Balance muy positivo de la tercera edición del Mundaka Festival, que sin grandes nombres (comerciales por lo menos), tuvo calidad en las actuaciones. Tres grandes jornadas en un entorno increíble y con un ambiente envidiable.
Agradecer a la organización las facilidades y a Dave Blanco por las magníficas fotos.