Zahara y su órbita estelar – Stage Live | Bilbao
La jienense Zahara llenó ayer una sala Stage Live con ganas de astronautas y santas
Era poco antes de las 21h cuando, al entrar en la Stage Live, nos dimos cuenta de la grandeza de lo que íbamos a ver. Un «sold-out» con días de antelación anunciaba noche movida (a pesar del rictus intimista de la presentadora-monologista-escritora-cantautora). Un círculos en escena y un gran equipo de luces y sonido aventuraban buen concierto.
Las 21:00 y empezó a sonar David Bowie y su «Space Oddity». La gente, con más ganas que de costumbre por estos lares, se alegró de la inminente salida de Zahara. Pero tuvimos que esperar y, tras esta, y el inicio de Expediente X, por fin salieron Zahara y su increíble acompañamiento. Todos vestidos de astronautas, evocando a su último trabajo.
Y es que Zahara se anuncia como ella misma, casi no necesita de más artificios, sobre todo para su melancolía pasada (y a veces presente). Pero con este nuevo LP ha despegado y se ha sabido rodear de grandes músicos. Nuestro desconocimiento de ello, nos hizo llevarnos una gran sorpresa. Martí Perarnau a los teclados, sintes y demás artilugios planetarios (incluida voz), Manuel Cabezalí a la guitarra y teclados (y voz), Pablo Perez al bajo y Carlos Sosa a la batería, estos dos últimos acompañantes también de Fuel Fandango (todo se queda en Pink House).
Casi no habían llegado a sus puestos en la nave, cuando la ovación cerrada del público botxero sacó las primeras sonrisas del quinteto en escena. Tocaba abrir, como en el propio «Astronauta» (2018), con «David Duchovny». Pronto volvió a su éxito «Santa» (2015) con «Inmaculada Decepción». Todavía con algo de frialdad sonó la última antes del primer show de Zahara: «El Fango» y su «nunca me acuerdo de ti». La energía empezaba a emanar desde su planeta. Promete que no volveremos a saber de ella, pero parece que el norte funciona y sus citas no paran de sumarse al calendario.
Con el primer parón, llegó su momento para su primer monólogo. Reconocemos que lo hace de maravilla, alejada (parece ser) de ese introvertismo que emana en muchos de sus temas. El siguiente trío fue un recorrido por su «cancionero» que abrió con «Multiverso» (del último LP), siguió con la particular «El Universo» de «La Pareja Tóxica» (2011) y acabar desgranando su primer éxito de la noche: «El Frío». A esta alturas Martí ya no aguantaba más sentado e incluso Zahara parecía animarse más de lo marcada en el guión (si es que había guión).
Para «Big Bang» Manuel Cabezalí hizo las veces de Miguel Rivera (Maga). Fue el corte valle para que, ahora sí, Zahara ya empezase a desmelenarse con «Hágase Tu Voluntad» (cómo no, de su anterior trabajo «Santa»). Con «Crash» rezaba que esto no acabaría bien, pero no lo parecía. «Camino a L.A.» nos volvió a transportar al pasado que también sabe combinar con su «nuevo» estilo, si es que alguna vez ha cambiado. La vuelta a la óribita terrestre corrió a cargo de ese «Guerra Y Paz», que Martí se encargó de entonar. El «hijoputa» de Santi Balmes ha dejado a la diva sola en todos los conciertos. «No te los perdonaremos jamás, Santi». «El Astronauta» dio paso a la huida de todos de la nave. Parecía demasiado pronto para un bis.
Y es que no era un bis, sólo un cambio de tercio. Un círculo gigante detrás del pie de micrófono de Zahara y su única aparición en escena, daba pie, ahora sí, al máximo intimismo posible de la de Úbeda. Antes avisó de historia y nos narró con gracia su celebración de los 33 hecha canción en «Adjunto Foto Del Café Verbena». Con el único acompañamiento de una acústica sonó también «Olor A Mandarinas» (con varios intentos por eso de no coger el tono), que quedó olvidado con el primer momento de la noche. Anunció «Con Las Ganas» y entre la ovación del público, reconoció que estuvo mucho tiempo sin tocar este corte, la emoción era palpable en la sala. Un San Valentín adelantado entre las parejas de la sala que acabó con la propia Zahara emocionada. Canciones así merecen la pena ser cantadas.
De nuevo cambio de tercio, ya con todos en escena y cambio de vestuario y turno para «La Gracia», que sonó con varios arreglos a cargo de Martí que le dio su toque más discotequero. Siguieron con «Bandera Blanca» antes de «Caída Libre» y el pseudo baile Zahara-público. El «sold-out» no daba para moverse mucho más (por lo menos desde las últimas filas).
El «A ti te gustaba follar los días de lluvia» arrancaron demasiado suave para el cambio de tono y luces que atrajo y es que la siguiente, «El Deshielo», fue el momento que la gran banda de Zahara aprovechó para demostrar, si no lo habían hecho ya. Quedaba lo mejor. Quedaba ese último hit que anima a santas, parejas tóxicas y a cualquiera que vaya a verla. Incluso se atrevió a bajar a bailar entre el público, que pareció algo tímido, para cerrar dos horas de concierto con, de nuevo, una outro de David Bowie.
Una grata sorpresa la que nos llevamos con Zahara, que por poner alguna pega, se vio penalizada por el formato físico de la sala; demasiada lejanía entre banda y público. Con este show, ya es carne de salas más grandes y festivales. También echamos de menos «Lucha De Gigantes», «Funeral» o «Merezco»; tendremos que volver a verla más veces.
Texto: David Pereda
Fotos: Dave Blanco